Historia de SuchitotoSUCHITOTO PREHISPÁNICOEn toda la comarca suchitotense se evidencian los restos arqueológicos que comprueban la habitación de la zona por el hombre desde una época muy remota. El nombre Suchitoto se deriva del idioma nahuat que hablaban los que fundaron esta población, los Yaquis o Pipiles, el vocablo pipil significa en nahuat noble o señor y formaba parte de una rama del gran tronco tolteca de México. Aunque en el salvador la llegada de gente del habla nahuat se da desde una época muy anterior al año 1,000 D.C la llegada masiva de los pipiles a nuestro territorio, ocurre aproximadamente por esta fecha. En El Salvador en el año de 1,054 erigen las ciudades de Cuscatlan y tecpan Izalco.Los pipiles en nuestra tierra un país poblado por gente de filiación mayoide y un lugar que tenia volcanes a quienes también se les debía la ferocidad de su suelo, los pobladores primitivos que se opusieran ala ocupación de su tierra generalmente eran aniquilados por los nuevos pobladores nahuat si eso no sucedían convivían pacíficamente. Se sabe que en Topilzin fundo posteriormente un santuario a la diosa Nuicitlan en la zona del lago de Guija, después parece que llegan a las ya entonces ruinas de copan, después llego hasta Nicaragua en donde funda una población llamada Nicarao. De ahí no pierde su rastro. Los pipiles introdujeron el culto generalizaban a los dioses de la lluvia Tlaloc y a Xipe- Totec. Este ultimo muy vinculaba los sacrificios humanos. En verdad su llegada implico muchos cambios culturales en nuestro país. Las ruinas de Cihuatan en Aguilares y cerca al volcán de Guazapa son los vestigios más notables de los pipiles que también se les llama Yaquis. El arribo de los españoles, los pipiles ya se habían apoderado de la casi totalidad del occidente del país y gran parte de su zona central llegando hasta los márgenes del río lempa. Existen 4 ramas importantes de pipiles que eran: LOS CUZCATLECOS, que formaban el cacicazgo más importantes de ellos en el Salvador con su capital en Cuscatlan, LOS IZALCOS, que eran muy ricos por su gran producción de cacao, después los Nonualcos asentados en la zona central y famosos por su afición a la guerra y los mazahuas, dedicados a la cría de pequeños rebaños de venados de cola blanca, ahora casi extintos en el país. En la actualidad también existen pipiles puros, en el salvador y en la única etnia que habla su antiguo idioma, dado el profundo mestizaje existe en el salvador un enorme porcentaje de los salvadoreños llevan sangre pipil en las venas. En nahuat Suchitoto significa “lugar de pájaros y flores”, nombre adecuado para esta vieja población, donde existe gigantesco árbol de tepemixque similar al conacaste y queda una preciosa flor amarilla, esta especie casi extinta en El Salvador. SUCHITOTO COLONIALA la llegada de los españoles en 1524 Cuscatlan fue un territorio pipil, al año siguiente se fundo la primera vía de san salvador que fue en cierto sentido una fundación nominal pues por la belicosidad de los indígenas, esta no prospero y los españoles luego la abandonaron, no sabemos quienes fueron los primeros españoles que fundaron Suchitoto.El 1ro de abril de 1528 redundaron la vía de san salvador, acto ejecutado por Diego de Alvarado. La bermuda esta a 10 Km . al sur de Suchitoto donde permaneció hasta 1545 la villa de san salvador y ala que actualmente se le conoce como ciudad vieja Las leyes españolas prohibían a sus súbditos a residir permanentemente en los pueblos de indios y a su vez los indígenas, a excepción de casos como sirvientes, artesanos, etc., quienes también debían residir en sus propios pueblos. Aunque esta ley en gran medida no se cumplió. En el caso de San Salvador en la Bermuda , la villa necesariamente necesitaba para su desarrollo como para su propia defensa de la cercanía de un asentamiento indígena a la mano. En este caso el más importante núcleo indígena de San Salvador fue Suchitoto, sobre todo teniendo en cuenta que las familias españolas allí asentadas no pasaban de unas cuantas docenas. La vida de San Salvador en la Bermuda fue de sobresaltos y angustias: la invasión de Martín Estete, bandolero, que desde Nicaragua quería someterla para anexarla a la gobernación de Pedrarias Dávila en 1530; la rebelión de las tribus lencas en 1537 que casi logran expulsar los españoles del país y la toma del cerro de Zinacantlan que marca la derrota definitiva de los indígenas salvadoreños. San Salvador estuvo en la Bermuda hasta 1545. La esterilidad del suelo adonde se asentaba el calor sofocante y la falta de agua en verano, si como las famosas tormentas de rayos que la abatían en invierno, hicieron que casi desde su fundación, la Villa se fuera poco a poco despoblando y sus habitantes se radicaran en las orillas del rió Acelhuate por el San Salvador actual, en donde funciono “ La Aldea ”, prospero caserío que para el año de 1545 tenia a la mayoría de los vecinos de San Salvador en la Bermuda , por lo que se oficializó el traslado y se comenzaron a convertir en ruinas las edificaciones de la malograda Villa, esperando hasta la actualidad que se realice en ella una seria excavación arqueológica que nos daría importantes datos sobre nuestra historia en este período. Cuando pasa la etapa cruenta de la Conquista y el país está más o menos en paz, la mayoría de las poblaciones indígenas de El Salvador son entregadas en calidad de “encomienda” a los españoles que directamente habían practicado en la Conquista o se quería compensar algún favor a estos. Por medio de la Encomienda , el español o encomendero se beneficiaba de la tributación y trabajos a su favor, que obligatoriamente tenían que brindarle la indígena o “encomendados” de determinado pueblo. El encomendero a su vez se comprometía a evangelizar y cuidar como un buen padre de familia a sus encomendados. Como es de suponer, en la practica, lo que privó fue el abuso contra los indígenas. Para el caso de Suchitoto, en la tasación de tributos de encomiendas ordenadas por la Real Audiencia de los confines en 1548, Suchitoto era una Encomienda a favor de Don Hernán Pérez, con una población indígena muy disminuida, posiblemente a causa de la guerra, ya que solamente ascendía a unos 60 indígenas. En el siglo XVII, Suchitoto deja de ser encomienda y su vida transcurre en la paz y calma de una población de provincia, solamente perturbada por las fiestas religiosas, ferias locales y algún acontecimiento importante como la visita de autoridades religiosas. En el siglo XVII, comienza también el auge del añil en El Salvador y en la zona del valle interior del rió Lempa, los centros añileros importantes fueron Opico, Texistepeque y Suchitoto en el período colonial. Son escasos los datos que hasta ahora se tienen de nombre de personalidades de Suchitoto en el siglo XVII, la tradición menciona en esta época padre Fabián como cura párroco de la iglesia, dedicada seguramente desde sus orígenes a Santa Lucia, patrona de la población. Se sabe también que en el siglo XVII “ La Bermuda ”, sin duda la más importante en la zona de Suchitoto perteneció a Don Pedro de Lara y sus descendientes. Del siglo XVII tenemos ya más datos de Suchitoto, incluso los nombres de los párrocos que sirvieron desde el año de 1707 a 1795. Estos son en su orden: Valeriana del Valle, Nicolás de León, Nicolás Delgado, Esteban Pérez Castillo, Nicolás Balcáncel, José Arguello, Tomas Pérez Castellanos, José Santa Cruz, Nicolás Larrave, Domingo Macal, José Díaz Manuel José Marqués Rendón y Baltasar Escobar. Sabemos el dato de un pleito de tierras suscitado en 1706, entre el vecino pueblo de San Pedro Perulapán y Doña Antonia Juárez de Alarcón por la posesión del Sitio del Zapote. Doña Antonia viuda de uno de los Lara, dueños de la Bermuda , que fue acusada de que “había defraudado a los indios del cercano pueblo de Suchitoto”, en una anterior de marcación de tierras, posiblemente en relación a la ya mencionada hacienda de la Bermuda. El caso es interesante pues evidencia la pugna de tierras que existía entre las comunidades indígenas, poseedoras de tierras comunales y los ladinos (término con el designaba a los que no eran indígenas en raza y costumbre) y los descendientes de españoles o criollos que conformaban la clase terrateniente más acomodada. En el siglo XVIII, visitaron a Suchitoto varios de los Obispos y Arzobispos de Guatemala a cuya Diócesis pertenecía El Salvador. Son especialmente notables las realizadas por el Obispo Monseñor Pedro Pardo de Figueroa en 1739 y la del Arzobispo Monseñor Pedro Cortés y Larraz en 1770. En la visita de Pardo de Figueroa, el párroco suchitonense, Padre Tomas Pérez Castellón solicito al alto prelado que le segregaran del curato de Suchitoto, que era muy extenso territorialmente, los pueblos de Tejutla y Cítala, por la dificultad existente en poderlos atender espiritualmente en forma adecuada y fue oída su petición y se segregaron los mencionados pueblo del curato. Al año siguiente, en 1740, en el informe que sobre Suchitoto da el Alcalde mayor de San Salvador, Don Manuel de Gálvez y Corral, el pueblo de Santa Lucia de Suchitoto estaba bastante disminuido en su población ya que solamente contaba con 43 indios tributarios o Jefes de Familia, lo que arroja la exigua población de unas 215 personas indígenas. La visita del Arzobispo Don Pedro Cortes Y Larraz en 1770 es de mucha importancia para la Historia de El Salvador en general, ya que este prelado se tomo el arduo trabajo de visitar personalmente cada uno de los curatos de su inmensa Diócesis. Sus juicios a veces muy severos y críticos de la situación imperante, nos dan magnifico panorama de lo que eran estos países a finales del siglo XVIII. Los datos que da sobre las distancias casi siempre son exagerados, pero vale recordar que en esta época, los caminos en su inmensa mayoría eran al extremo dificultosos y por lo tanto muy difíciles de calcular. Monseñor Cortes sobre su visita al curato de Suchitoto en 1770, al cual se dirigió desde el vecino curato d Cojutepeque y llego al pueblo de San Pedro Perulapán, anexo de Cojutepeque, dice que el camino “todo es barrancas y peñas de piedras, en las que se están puestas los jacales (ranchos) y lo mismo es todo su término; pero muy frondoso y arbolado”. Y agrega: “Las seis leguas que restan de San Pedro Perulapán a Suchitoto, son de camino muy malo, de cuestas largas, violentas y de piedra. A una legua de San Pedro se navega en un camino por el cauce estrecho de un arroyo, entre dos montañas elevadas, tan cortadas y rectas, que puede decirse dos paredes cortadas a nivel, que cruzándose los árboles y matorrales de un lado a otro, se camina tan a obscuras, como si se llevara una venda en los ojos”. Emocionante y hermoso, con una vegetación esplendorosa y una abundante fauna debió de ser entonces el camino hacia Suchitoto. En el aspecto religioso, según Monseñor Cortez y Larraz, el aún extenso curato de Suchitoto tenia dos pueblos anexos: Tenancingo y Jutiapa y un misterioso lugar llamado el “Palacio Encantado”, al que sitúa distante veinte leguas hacia el Norte. Contaba además con veinte y siete haciendas dependientes y algunos valles. El curato era habitado por un total de 2149 personas, en el pueblo de Suchitoto residían 51 familias con 201 habitantes. La población de Suchitoto era mitad indígena y mitad ladina. Aunque no menciona a la población española, es de suponer que varias familias españolas estarían ya afincadas en el lugar, aunque como ya se mencionó era prohibido a estos residir permanentemente fuera de las poblaciones expresamente erigidas para los europeos. Dice Monseñor que sus cosechas “son maíces, algo de tinta (añil) y de caña y algunos ganados. Afirma que el idioma que se habla “es el castellano”, lo que demuestra la desintegración de los indígenas en su identidad cultural en esa zona. Agrega que: “la gente anda en extrema desnudez”, esta crítica en verdad la hace en muchos lugares del país. El cuarto estaba a cargo del Padre Antonio Fedriani a quien encuentra; “hombre dejado y no del caso para cura”, que se ayudaba con un coadjutor Don José Santa Cruz. El curato le parece a Monseñor muy mal administrado, tanto en lo espiritual como en lo político-administrativo, sobre todo por causa de: “la tenacidad de los indios a vivir solos y en los montes u la inclinación de los ladinos a no querer vivir en sujeción”. La solución básica que da al problema es la de “reducir toda esta gente a poblado”. Aún los pueblos de Tenancingo y Jutiapa deberían trasladarse a Suchitoto. Desde Suchitoto dice Monseñor: “Comienza una gran bajada... luego hay una llanura hermosa hasta el río Lempa... el cual terreno parece muy hermoso y proporcionado para tinta, maíces, frijoles y todo genero de frutos”. En 1786 cuando la Alcaldía Mayor de San Salvador se convierte en Intendencia, dado su progreso, Suchitoto fue uno de los pueblos que conformaban el Partido (similar a Departamento) de San Salvador. Don Antonio Gutiérrez y Ulloa, la máxima autoridad colonial española en la Independencia de San Salvador, nos dejó en 1807 su obra “Estado General de la Provincia de San Salvador”, excelente visión de El Salvador en víspera de la Independencia. Según Gutiérrez y Ulloa, Suchitoto en 1807 era habitado por 911personas, de las cuales 4941 eran indígenas, 374 ladinos y 46 españoles. Estos últimos se iban poco a poco radicando permanentemente en este pueblo, debido a la creciente importancia añilera de la zona. SUCHITOTO REPUBLICANODespués de la Independencia de Centro América en 1821 y la conflictiva que se genero en la Zona por la anexión forzosa a México, problema que se resolvió hasta 1823. Al darse la primera Constitución del 12 de 1824, Suchitoto quedó integrado en la demarcación del Estado de El Salvador, y como uno de sus pueblos más importantes.David Browning da el dato de una descripción de Suchitoto en 1827 dada por uno de sus vecinos. En la misma se evidencia la profunda división existente entre los indígenas y los ladinos ya que vivían en la zona oriental y occidental del pueblo respectivamente. Y en una y otra respectivamente. Y en una y otra zona privan la pobreza y la bonanza económica. Da también el dato de que por entonces solamente existían tres edificaciones con techos de teja en Suchitoto; la iglesia parroquial y la casa particular de Don Patricio Mejía, llamada por eso la “Casa de las tejas”. Cuando el 22 de mayo de 1835, bajo el gobierno del General Nicolás Espinosa, se creó por Decreto Ejecutivo el Departamento de Cuscatlán, Suchitoto es declarada Cabecera del mismo con los Distritos de Chalatenango, Tejutla, Opico, Cojutepeque y Olocuilta. A su vez el distrito Cabecera de Suchitoto tenía como dependientes a los Municipios de El Paisnal, Guazapa, San José Guayabal y el ahora cantón de San Luis Ahuacayo. Bajo el Gobierno de Don Diego Vigil, el 22 de marzo de 1836, el pueblo de Suchitoto fue elevado al rango de Villa. Este dato la da el Presbítero y Doctor Isidro Menéndez. Suchitoto, aunque en menor grado que otras poblaciones, sufrió la situación convulsa que vivió Centro América en gran parte del siglo XIX. Así vemos que en 1839 se encontraba en Villa el General Francisco Morazán y sus tropas, defendiendo contra la invasión que desde Honduras encabezaba el General Francisco Ferrara, quien intentaba cruzar el Lempa. Morazán tuvo que ir a defender San Salvador que era atacada por tropas enemigas y el General Ferrara entró y tomó Suchitoto en 1300 soldados en septiembre de ese año. En la obra “Estadística General de la República de El Salvador”, atribuida a Don Lorenzo López y editada por el Gobierno en base a Informes municipales, nos da abundantes datos sobre lo que era Suchitoto allá por los años de 1858. Suchitoto para entonces, una próspera comunidad agrícola, el añil en la zona cada vez tomaba más importancia. Es 1858, según la Estadística , Suchitoto contaba con 5,455 habitantes, en donde “hay un mercado todos los domingos, al que concurren las poblaciones inmediatas y aún de las lejanas, como San Salvador, Santa Ana, Sonsonate, San Vicente, Cojutepeque, Ilobasco, Tejutla, Chalatenango y de algunos pueblos de Honduras”.En esto mercados domingueros se vendía y compraba toda clase de objetos. El dato de los lugares lejanos de donde provenían algunos comerciantes nos muestran la bonanza económica que disfrutaba entonces Suchitoto, en su época de esplendor. Todo esto era debido, sobre todo, al auge añilero de la zona, ya que como dice Browning, después de los grandes terremotos que devastaron San Salvador en siglo XIX (1854 y 1873), Suchitoto, junto con Apastepeque y Chalatenango se convirtieron en grandes mercados añileros. En el informe de la Estadística se dice que los suchitonences, como ahora, tienen “Fuertes afecciones al suelo que los vio nacer”. Son también poco “afectos a la carrera de las armas” y solo entre las primeras familias de la sociedad hay alguna inclinación al baile. Según el mismo informe, los indígenas eran poquísimos y usaban todavía su tradicional “calzoncillo”, pero los ladinos y criollos, “visten peloto, levita y aún frac.” La tan menguada población indígena de debe a que “se han agotado con el azote del cólera morbo....” Porque parece que hay una predisposición en ella al contagio de esta epidemia”. Se menciona también la creciente inmigración que habría hacia Suchitoto de otras partes de la Republica , debido además del auge del añil a, “que el espíritu de localismo, existente en otras poblaciones, apenas se percibe en estas.” Suchitoto tenía en 1858, 922 casas de las cuales 265 eran de teja, de “buena construcción” y algunas además se habría tenido el gusto (elegancia) en cuanto lo permite el país”. Las demás eran de techumbre de paja, pero tanto en unas como en otras se fabricaban de adobe. Suchitoto es una de las pocas zonas asísmicas de El Salvador por eso abundan todavía en ella las casas antiguas de adobe. El citado informe da también los nombres de los párrocos desde 1800 a 1859, siendo estos: Francisco Javier Martínez, José Marcelo, Rafael Terrón, Carlos Félix López, José Manuel Palacios, León Talrrada, Perfecto Delgadillo y Andrés Aguilar. En Suchitoto era notable el fervor cristiano, “Sobresaliendo en casi todas las familias el don de la caridad, y la moralidad imperante se debía en mucha parte a la semilla del evangelio. La religiosidad de Suchitoto, persistente a través de toda su Historia, se manifestaba en sus celebraciones patronales en honor a Santa Lucia que, como ahora culminaban el 13 de diciembre. La Semana Santa se celebraba también con gran fervor, lo mismo que la Celebración de la Virgen de Candelaria cada 3 de febrero y la Virgen de Concepción de diciembre, entre otras muchas festividades. Curiosa práctica en ese lejano Suchitoto era la del día de finados (2 de noviembre) en que se hacía una especie de rifa entre los nombres de los difuntos del año que se ponían en una urna y en otra la de los nombres de Santos devotos que tenía cada familia. Se sacaban uno a uno nombre de cada urna y así a cada difunto le tocaba por intercesor ante Dios un Santo al que se le mandaba a decir generalmente una misa. Existía la tradición de Suchitoto, de que antiguamente, la población había estado asentada en un lugar llamado “ Los Almendros”, por la hacienda Antonio, sito al que la gente llamado “pueblo viejo”. Según Barón Castro, son muchas las poblaciones en el país que tiene su llamado “pueblo viejo”. Pero en algunos casos simplemente evidencian asentamientos prehispánicos y tal parece ser el caso de Suchitoto. Sobre la antigüedad de su iglesia parroquial, el informe de 1858menciona que anteriormente había una iglesia de paja y sufrió dos incendios, hasta que en el último tercio del siglo pasado (XVIII), siendo cura el padre Rendón, se cubrió de teja y se le hicieron las portadas que tiene. Por entonces (1858)n en la iglesia parroquial se estaban haciendo trabajos importantes que posiblemente le dieron la apariencia básica que ostenta en la actualidad. Existe la tradición en Suchitoto de que su iglesia ha sido a través de los siglos agrandad y mejorada y que en lo actual aún existen áreas que datan de la segunda mitad del siglo XVI, según afirma el gran Suchitotense Don Alejandro Cotto. La bellísima imagen de Santa Lucía, Patrona de la cuidad, aunque se ignora desde cuando está en Suchitoto, debió de ser desde los inicios de la era colonial. Otros muchos objetos de la parroquia que también son de este período, pero la mayoría de los altares y la decoración interior de la iglesia son del siglo XIX. El altar mayor tiene gran parecido con el de la desaparecida iglesia de San José de San Salvador. La iglesia del Calvario, según el mismo informe de 1858 fue identificada en 1844 y a expensas de Don Francisco Quiñónez. Gran suceso en Suchitoto fue su ascenso de villa a cuidad, hecho acaecido por Decreto Ejecutivo emitido el 15 de Julio de 1858 durante el gobierno del Capitán General Gerardo Barrios, como justo reconocimiento a que ha “experimentado un desarrollo considerable en su población, edificios y elementos de riquezas agrícolas y comercial, merced a la laboriosidad de sus habitantes. Las Cámaras Legislativas sancionaron favorablemente el Decreto el 11 de febrero de 1859. Suchitoto en 1858 era una población rodeada todavía de extensas zonas boscosas con especies animales ahora prácticamente extinguidas en el país como son el jaguar y la danta (tapir). Había además venados, lobos, tuncos de monte, monos, mapaches, tepexcuintles, pezotes, etc. Lo mismo que una gran variedad de aves entre ellas el rey zope, pavos salvajes, papagayos, chanchas, peretetes, pichiches, etc. El mismo informe nos da el dato de las principales ocupaciones de los suchitotenses en 1858. Entre los hombres las ocupaciones más comunes eran la de labradores (1,803), los domésticos (154), los tejedores (101), los comerciantes (84), los sastres (84), los carpinteros (80), y los músicos (53). Había en la ciudad además 6 médicos, 4 abogados, 6 eclesiásticos, 3 escribanos, 4 pintores y 1 escultor. En las mujeres las ocupaciones más comunes eran las de molenderas (3,797), las costureras (868), las domésticas (339), las cigarreras (304), las lavanderas (275), las planchadoras (253), las hilanderas (240), las cocineras (192), las vivanderas (148), las sombrereras (144). Los salarios se dice están establecidos de forma casi inalterable. Así los criados varones ganan cuatro pesos mensuales; las cocineras de doce reales a dos pesos mensuales, las molenderas de diez a doce reales “y la que hace mandados, que la llamada “criada de adentro”, tiene un salario de ocho a diez reales al mes”. El ahora cantón de San Luis Ahuacayo, siempre ha estado muy vinculado a Suchitoto. En nahuat Ahuacayo significa “corazón de aguacate”. En 1811 el caserío de este nombre se convirtió en pueblo. Su iglesia se levantó en 1820 y como filial de la de Suchitoto. El pueblo de ahuacayo se extinguio por Decreto Legislativo sancionado por el Senador Presidente Don José María Peralta el 8 de febrero de 1859. Por tal motivo, según Browning, los terrenos ejidales de Ahuacayo pasaron bajo el control de Suchitoto. San Luis Ahuacayo, de nuevo fue erigido en pueblo por el Presidente Don Francisco Dueñas el 29 de diciembre de 1864. Pero el 12 de Mayo de 1901 por Decreto Legislativo se extinguió definitivamente el pueblo de San Luis Ahuacayo. El 12 de noviembre de 1861 por Decreto Ejecutivo emitido en la administración de Capitán General Gerardo Barrios, Suchitoto dejó de ser la cabecera del Departamento de Cuscatlán y la Cuidad de Cojutepeque ocupó ese lugar. El 10 de Febrero de 1873 se segregó de su Distrito el Municipio de Cinquera que se anexó a Ilobasco y el 11 de Febrero de 1878 se le segregó a favor de Apopa el municipio de El Paisnal y lo mismo sucedió el 11 de marzo de 1892 en que perdió el municipio de Tenancingo a favor de Cojutepeque, pero se le agregó a su favor el municipio de Oratorio de Concepción. En el Diario Oficial de fecha 16 de Noviembre de 1879, nos da el dato que para ese año Suchitoto aún conservada casi 700 manzanas de tierra comunal, pero que su muy menguada población indígena solamente ocupaba unas 200 manzanas en cultivos de subsistencia y la tendencia gubernamental entonces era la liberalización de las tierras a fin de promover el rentable cultivo del café. En su obra “Geografía Elemental de El Salvador”, Don Guillermo Dawson describe a Suchitoto en el año de 1890, “hermosa cuidad de calles empedradas con una parroquia que es “una hermosa y sólida construcción de mampostería y donde también hay muy buenas y amplias casa particulares”. La cuidad estaba dividida en cuatro barrios: San José, Santa Lucia,, El Calvario y Concepción. Esta es la época tan bella y romántica de los paseos a caballo y en carretas a la orilla del Lempa, en noches de luna y al sonar de guitarras y de tanto paseo que se realizaba en los alrededores de la pintoresca y apacible Suchitoto, como las visitas obligadas a los forasteros a las cataratas de “Los Tercios” una de las más hermosas y singulares por su extraña formación física en El Salvador. Al despuntar el siglo XX, Suchitoto es una señorial ciudad provinciana, tranquila y elegante, ubicada en el corazón geográfico de El Salvador y que se ufanaba de poseer en su recinto más de treinta pianos de cola, lo que demuestra su alto refinamiento cultural alcanzado. El 15 de julio de 1958 y con inusitado esplendor se celebran los 100 años de haber sido nominada Suchitoto como Cuidad. Los tres poderes del estado presidios por el entonces Presidente de la República , el Teniente Coronel José María Lemus se dieron cita en Suchitoto. En esta ocasión se estrenó también el flamante escudo de la centenaria cuidad. El escudo fue elaborado a instancias de Don Alejandro Cotto y con la ayuda en su diseño de Don Manuel José Arce y Valladares, diplomático guatemalteco, entonces radicado en EL Salvador. De Suchitoto son originarias varias familias que de una u otra forma se han distinguido en la historia del país, entre ellas tenemos a las familias: Peña Fernández, Palomo, Romero Bosque, Gallardo, Quiñónez, Fajardo, una rama de familia Araujo, Orellana, García Suvillaga, Puente, Montalvo, Cañas, Alas, etc. Suchitoto es cuna de los Presidentes de la República Don Alfonso Quiñónez Molina, Don Pío Romero Bosque y el Ing. Arturo Araujo Fajardo; el rector de la Universidad Francisco G. Machón; el eminente médico Dr. Tomás G. Palomo: el escritor Don Manuel Gallardo; los notables bardos Isaac Ruiz, y Miguel Plácido Peña. Suchitoto ha sido una ciudad mártir en la cruenta guerra que acaba de finalizar. La mayoría de sus habitantes originales la tuvieron que abandonar. Por suerte para las futuras generaciones de Suchitoto, la hermosa cuidad de los bellos balcones y las casonas de adobe y sus románticas calles empedradas, no fue destruida. Es quizás la población salvadoreña que más construcciones antiguas alberga en su recinto, por eso debe de conservarse como un Monumento Nacional de el Salvador. |
Oficina Municipal de Turismo - Suchitoto, El Salvador
(503) 2335 1782 - turismoalcaldiadesuchitoto@gmail.com |
ESTIMADOS HERMANOS:
ResponderEliminarSolicito mi prodigio del Dios pipil de la creacion universal. Tambien solicito a mi omnisciencia y a mi omnipresencia como tambien a mi omnipotencia y a mi omnisapiencia que incluye a mi omnibenevolencia y mi preciencia del Dios pipil de la creacion universal.
Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.